(A Lidia Hortensia Pepe Victoriano,
fallecida trágicamente, el 22 de octubre
de 1967)
fallecida trágicamente, el 22 de octubre
de 1967)
Yo soy el enamorado perpetuo de Lidia.
Yo voy al cementerio desde hace casi medio siglo.
La saludo, le digo: ¿Cómo estás, hermosa?
Toco suave -como con mano de lana- su lápida.
Yo voy al cementerio desde hace casi medio siglo.
La saludo, le digo: ¿Cómo estás, hermosa?
Toco suave -como con mano de lana- su lápida.
Ojalá sus huesos me saluden, ojalá su blancura me ilumine.
Me siento frente a su tumba
Me siento frente a su tumba
para contemplar lo que sería una puerta luminosa.
Yo recuerdo a Lidia vestida de colegiala.
Era tan bella que describirla sería un suplicio.
Mis ojos vuelan velozmente a su nombre
Yo recuerdo a Lidia vestida de colegiala.
Era tan bella que describirla sería un suplicio.
Mis ojos vuelan velozmente a su nombre
en el cristal de su lápida y las flores que la rodean.
Éramos niños cuando Lidia se fue de este espacio
Éramos niños cuando Lidia se fue de este espacio
bajo las ruedas de un camión.
Ella no me quería, ya lo sé.
El único fantasista de este amor fui yo.
Y soy feliz, enormemente, cuando toco su lápida
Ella no me quería, ya lo sé.
El único fantasista de este amor fui yo.
Y soy feliz, enormemente, cuando toco su lápida
y le digo: ¿Cómo estás, hermosa?
Al fin de cuentas ella ya no puede huir de mí.
Al fin de cuentas ella ya no puede huir de mí.
NOTA: Hoy, 22 de octubre de 2015, se cumplen cuarenta y ocho años de la muerte de Lidia. Es éste mi recuerdo para que Lidia siga en el recuerdo de muchas personas.
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