domingo, 1 de agosto de 2010

ARICA 2012 (Florencio Faúndez Saavedra, chileno)

Caerán las barreras de las fronteras
y los cielos se abrirán majestuosos
esperando que aparezcas radiante,
iluminada,
rodeada de aguas y frescos manantiales
con nuestros nombres de pila
colocados en los nuevos corredores
del territorio que esta vez
si llegarán lejos a Roma.
Los vecinos llenarán las calles
comentando nuestros secretos
de fin de semana.
El almacenero de enfrente
te ofertará comida china,
yogur, queso y pancito fresco.
El suplementero más ambicioso
tirará por debajo de la puerta
el nuevo valor cambiario del dólar.
el euro, el yen, el peso chileno
y las últimas disposiciones
con la nueva planificación de la urbe:
casas sin cielo
para acoger milagros.
La población continuará
con la aceptación ritual
de las momias de siempre
rellenando nuestras mentes
de encuentros cercanos,
chupa cabras, salidas de mar,
de madre, techos voladores
y la larga lista de inversionistas
que esperan por un cupo
casi imposible.
Tampoco te extrañará
que el tiempo esta vez
pronostique
que cientos de bombas
podrían caer ahora
sólo en objetivos militares
a unos cuántos metros de escuelas,
sin que las dañen, maten civiles
ni hagan desaparecer hospitales.
Menos desearás
guardar un día
por los que están muriendo
al recibir una carta.
Los sábados podrás aprovecharlos
lanzándote en la ancha cama de dos plazas
que luego estirará tu tía
protegiéndola de miradas blasfemas
en alguna feria de antigüedades.
Como tu miedo acostumbrado
a que salten por la reja de calle
los que perdieron su lugar y su silla
junto a los que quieren adueñarse
de techos y alturas
agarrando el mejor vuelo
que les ofrecen cada día
a los ariqueños
con todos nuestros esfuerzos
de poderlos sujetar
de un pie, una mano o la cola
mientras se pueda.

2 comentarios:

Flofan dijo...

¿Será este el destino de Arica el 2012? Si es así, no creo que podamos esperar algún cambio.

Vanessa Martínez Emma dijo...

El poema es un sendero sinuoso que conduce a la ciudad utópica de Florencio Faúndez; ...el acceso a ese territorio imaginario es posible para todo aquel que no haya perdido la esperanza...