lunes, 28 de noviembre de 2016

CLEOPATRA (Salvador Díaz Mirón, mexicano)


      La vi tendida de espaldas
      Entre púrpura revuelta.
      Estaba toda desnuda,
      Aspirando humo de esencias
      En largo tubo, escarchado
      De diamantes y de perlas.

      Sobre la siniestra mano
      Apoyada la cabeza;
      Y como un ojo de tigre,
      Un ópalo daba en ella
      Vislumbres de fuego y sangre
      El oro de su ancha trenza.

      Tenía un pie sobre el otro
      Y los dos como azucenas;
      Y cerca de los tobillos
      Argollas de finas piedras,
      Y en el vientre un denso triángulo
      De rizada y rubia seda.

      En un brazo se torcía
      Como cinta de centellas,
      Un áspid de filigrana
      Salpicado de turquesas,
      Con dos carbunclos por ojos
      Y un dardo de oro en la lengua.

      A menudo suspiraba;
      Y sus altos pechos eran
      Cual blanca leche, cuajada
      Dentro de dos copas griegas,
      Y en alabastro vertida,
      Sólida ya, pero aún trémula.

      ¡Oh! Yo hubiera dado entonces
      Todos mis lauros de Atenas,
      Por entrar en esa alcoba
      Coronado de violetas,
      Dejando ante los eunucos
      Mis coturnos a la puerta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

esto es realmente hermoso!