ruido de fondo ante la mortalidad de los álamos
la niebla nos devora con su hospital tardío
con su boca pintada donde perros y trenes vagan sin sentido
las hogueras no mienten, el lenguaraz murmullo
del día que se estira para seguir hablando
la enfermedad pasea con patas afiladas
saliva por los parques, animal influyente
con los brazos abiertos, como un herido a bala
reconoce la espesa cerradura, bajo la cruz el filo
que mide la altitud del día con su muerte
el espécimen blanco en la torre de escombros
ejercicio vacío, roedor del espejo
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