Nada perderemos,
iremos a otra tierra,
hallaremos nuevos mares,
nuevas gentes,
nuevas ciudades llenas de colores
y sonrisas;
pero nuestra patria irá con nosotros,
a donde quiera que miremos
la patria estará allí,
esperándonos.
Nada hemos perdido
ni el amanecer desangrado del Cuzco,
ni los nidos de la torcaza araucana,
ni los muros dormidos de Macchu Picchu,
ni el color del maíz al desgranarse,
todo está en nuestro corazón
a la espera de nuestro regreso,
no temamos al viaje,
sigamos hasta encontrar
tiempos propicios para el regreso,
no hay nada que temer
aun en la muerte
la patria vendrá a nosotros
y traerá el rocío nocturno
del río de la Plata,
y el sol carmesí de los Incas
que en vida tanto regocijaron
a nuestros corazones.
lunes, 18 de abril de 2011
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